El disco volador o frisbee

HISTORIA Y ORÍGENES

     La historia del disco volador se inicia cuando unos jóvenes en una pequeña ciudad de Norteamérica, empezaron a lanzarse unos a otros los moldes de las tartas del confitero local, el señor Frisbie. Aunque se discute si el tipo de artículo empleado era la funda, la base de metal que llevaba la tarta, o una tapa hecha para las cajas de galletas, nadie pone en duda que el origen del disco volador está en la compañía de tartas del señor Frisbie (Frisbie Pie Company de Bridgeport, Connecticut).

     Los estudiantes en los colegios o en las universidades y los militares en sus cuarteles jugaban con las fundas de lata de las tartas Frisbie. En 1948 Frederick Morrison aprovecha la aparición del plástico para modelar diseños y mejorar el platillo volador. Poco después patentó el primer disco, que llamó “disco de Pluto” (Pluto Platter), pero que tenía un gran inconveniente: el material empleado era baquelita y se rompía fácilmente. Morrison se desinteresó de su invento hasta que, en 1955, la firma de juguetería Wham´O le compró los derechos y empezó a comercializar sus propios discos voladores, registrados con el nombre de Frisbee, tras modificar el apellido del pastelero, Frisbie por Frisbee.

 

Dibujo de la patente original del frisbee
Dibujo de la patente original del frisbee

     A principios de los 60, el gerente de la compañía Wham´O, empezó a darse cuenta de que el Frisbee fabricado por ellos podía no solamente ser utilizado como juego, sino también como artículo de deporte, y en 1964 fabricaron un modelo profesional destinado a esta idea. Poco después fundó la Asociación Internacional de Frisbee y ayudó a organizar equipos que practicaran el nuevo deporte, que se expandió desde su lugar de origen, California, por todo el país.

A finales de los 70 se comenzó a jugar en la mayoría de los países europeos, llegando a España por el País Vasco y fundándose en 1979 la Asociación Española de “Frisbee”.

 

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